Vida Consagrada

Publicado: 25 de noviembre de 2014 en Uncategorized

FT (5)El Papa Francisco ha llamado Año de la Vida Consagrada este 2015 a punto de iniciar. ¿Quiénes forman la vida consagrada? Usted los ha visto alguna vez: monjas, monjes, frailes, hermanas, religiosos, religiosas etc. Hay de todos los colores, de todas las naciones, con hábito y sin él, sacerdotes o hermanos.  Constituyen una gran familia, que ha decidido seguir a Jesús de un modo especial: la consagración.

Consagrar quiere decir «hacer que algo sea sagrado». Lo sagrado refiere a lo divino. Traducción: el consagrado, la consagrada, se dedica a Dios. Esta consagración es el distintivo de este tipo de cristianos.  No son más, ni menos, que el resto de los que siguen a Cristo. Sin embargo, su camino es distinto.

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A lo largo de los años han sido muchos los que se han dedicado a seguir a Jesús de una manera particular.  Recordamos a Francisco y Clara de Asís, Domingo de Guzmán, Ignacio de Loyola, Alfonso de Ligorio, Teresa de Ávila, Benito de Nursia, Teresa de Calcuta, Pedro de Betancur y así, una larga lista.  Hombres y  mujeres que dejaron el estilo de vida «normal» para entregarse a las cosas de Dios de una  manera radical.

Esa radicalidad suele distinguirse por los votos: pobreza, castidad y obediencia.  La idea es ir tras los pasos de Dios al estilo de Jesús: pobre, casto y obediente.  El hombre que escucha la voluntad del Padre y la hace suya, que no se entrega a una persona para darse a todos y que lo hace desde la pequeñez.

IMG_9303Los votos de pobreza, castidad y obediencia son ahora llamados consejos evangélicos. Ya no pertenecen solamente a los consagrados, sino que son inspiración para muchos.

La pobreza ayuda a desinstalarnos.  Mientras la realidad nos invita a acumular, la pobreza nos enseña a desprendernos.  El mundo apoya el éxito competitivo, el ideal evangélico apuesta por el servicio, la donación generosa y la solidaridad.  Nos recuerda a Jesús naciendo en un pesebre, viviendo sin casa propia y siendo enterrado en un sepulcro prestado.  La clave está en confiar en Dios.

IMG_9986La castidad ayuda a abrir el corazón.  Muchos dedican su vida a una persona, entregan su amor, su cuerpo y vida entera a la pareja.  Es un amor exclusivo.  La castidad nos lleva a un amor inclusivo: no me entrego a una sola persona, sino que estoy disponible para entregarme a todos.  Jesús no hace proyecto de vida con una mujer, no vive para tener su propia familia. Aunque esto sea bueno, muy bueno, se dedica a algo distinto.  La clave está en amar y servir.

La obediencia ayuda a despojarse de sí mismo.  Todos quieren mandar, estar «arriba» del resto y gobernar.  La obediencia nos enseña a entregarnos a la voluntad de Dios, mirar con ojos de fe y convertir la autoridad en servicio.  Jesús nos ha enseñado a no buscar ser servidos, sino a servir y a no pretender los primeros puestos.   La clave está en ser pequeños para ser grandes.

PapaFranciscoConJovenesLos consejos evangélicos y la vida consagrada no son un punto de partida.  Son un ideal en construcción permanente.  Nadie está ya en la meta.  Somos peregrinos, buscadores, caminantes, pescadores y, sobretodo, inquietos servidores de la viña del Señor.  Pecadores, como todos. Nuestra vocación es la de ser flecha: señalar el camino.

Este año dedicado a la Vida Consagrada nos ayude a revitalizar nuestro llamado, a contagiar a nuevos jóvenes a consagrarse y a imprimir alegría a la Iglesia y al mundo entero.  Algo así como lo que está haciendo el Papa Francisco.  Por cierto, el Papa es un consagrado, ¿lo sabías?

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